

“Cuando salió Herencia para un hijo gaucho, por ejemplo, vendió 270 mil en una semana”, dice.
Cuando se pone a recordar, a Larralde le brillan los ojos. Evoca con curioso cariño cuando “vivía cayendo preso en las comisarías”. El cargo más común era la portación de barba. “Corría la época de Onganía. Yo recién había llegado a la ciudad, vivía en Sarandí y era un tiernito. Estaba harto de dormir adentro. Hasta que un día, por diversas circunstancias, me hice amigo del comisario de la segunda de Lanús. Un buen tipo. Le conté mi problema, y me hizo una autorización para usar barba. El papel decía: “El ciudadano José Larralde es artista, y los artistas pueden usar barba y pelo largo”.
(Nota para el diario Clarín de Mariano del Mazo-1996)

GordiBonita
Responder